At Tuesday night’s Plan Commission and Zoning Board of Appeals hearing, the possibility of allowing backyard chickens in West Chicago sparked thoughtful and respectful discussion among residents and city officials.
Seven community members shared their opinions—six spoke in favor and one voiced concerns. The commission expressed openness to the idea but emphasized the importance of establishing clear and responsible guidelines.
Notably, the commission invited all who spoke—both supporters and those with concerns—to take part in an advisory group that will help shape the potential ordinance. This invitation was seen as a positive step toward crafting policy that reflects diverse community perspectives.
The ordinance under consideration would allow only hens, not roosters, and would require the chickens to be kept in a coop with an enclosed run. Additional details are expected to be developed in the coming weeks, including limits on the number of hens, sanitation requirements, covered food storage, and setback distances from neighboring properties.
One of the most memorable moments of the evening came when one of the city’s youngest residents submitted a handwritten note in support of backyard chickens to the commission president—highlighting the cross-generational interest in sustainable and local food practices.
No final decisions were made. The item will continue at the next hearing on Tuesday, July 1 at 7 p.m., where the commission may draft a recommendation for City Council.
For now, the dialogue continues—but the commission’s willingness to listen and collaborate was a welcome sign for many in the community.
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Gallinas en los Patios? La Comisión de Urbanismo de West Chicago Da la Bienvenida a la Opinión Comunitaria
En la audiencia del martes por la noche del Plan Commission y la Junta de Apelaciones de Zonificación, la posibilidad de permitir gallinas en patios residenciales en West Chicago generó una conversación reflexiva y respetuosa entre residentes y funcionarios municipales.
Siete miembros de la comunidad compartieron sus opiniones—seis a favor y uno en contra. La comisión expresó apertura a la idea, pero subrayó la importancia de establecer normas claras y responsables.
De manera destacada, la comisión invitó a todos los que hablaron—tanto quienes apoyan como quienes expresaron inquietudes—a formar parte de un grupo asesor que ayudará a dar forma a la posible ordenanza. Esta invitación fue vista como un paso positivo hacia una política que refleje diversas perspectivas comunitarias.
La ordenanza en consideración permitiría solo gallinas, no gallos, y requeriría que se mantuvieran en un gallinero con un corral cerrado. Se espera que en las próximas semanas se desarrollen detalles adicionales, incluyendo límites en la cantidad de aves, requisitos de higiene, almacenamiento cubierto de alimentos y distancias mínimas respecto a propiedades vecinas.
Uno de los momentos más memorables de la noche fue cuando una de las residentes más jóvenes entregó una nota escrita a mano en apoyo de las gallinas a la presidenta de la comisión—destacando el interés intergeneracional en las prácticas sustentables y la producción local de alimentos.
No se tomó una decisión final. El tema continuará en la próxima audiencia el martes 1 de julio a las 7 p.m., donde la comisión podría redactar una recomendación para el Concejo Municipal.
Por ahora, el diálogo sigue abierto—pero la disposición de la comisión a escuchar y colaborar fue una señal bienvenida para muchos en la comunidad.
